Documentan gráficamente el asunto nuestros colegas que te cagas Olalla Esquimal y los chavales de CakeGrooves con su flipante movida la SkolCam™. ¡Veña!
JUEVES
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Ambientillo nice (SkolCam™) |
Pese a este duro revés, continuamos felices y contentos hasta la música y la priva, los principales ingredientes del festivaleo auténtico, junto con el baile, la comida insana, la mugre y los pitillos. Pese a la muy modesta afluencia de público para este inicio de festival, pudimos disfrutar de un recibimiento soberano por parte de Pedrito Diablo y los Cadáveras, unos mariachis de la Raia bien uniformados a los que nos encantaría ver tocando por aldeas perdidas de interior llenas de emigrantes retornados de México en un pequeño camión orquesta bajo el sol de mediodía. Con una afluencia todavía mínima pero de todas formas un buen ambiente ya trabajado por los Pedritos gozamos de un momento agradable de la mano de Guadalupe Plata (¡¿qué se siente al matar a un gatito?!) al mismo tiempo que anochecía y nuestros sentidos iban disolviéndose lentamente en Estrella Galicia.
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Churris guapas a tope con Fluzo (Olalla Esquimal) |
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Brincadeira o k ase (SkolCam™) |
Tras esta experiencia de gozo, en una nube de dicha nos dirigimos de nuevo al escenario principal para disfrutar del show de Lory Money, sobre el que pesaban grandes expectativas, infladas por el hecho de que figuraba en el cartel de la edición finalmente suspendida del año pasado. No hay quórum en la redacción sobre este concierto; una corriente de opinión dice que no es justificable cargar al público con semejante dosis de Lory Money mientras que otra sostiene que estuvo de puta madre y aclama al rey Lory y a su extravagante lírica, aunque nadie puede justificar lo infames que son las bases y lo pésimo de la ejecución. De todas formas, ¿qué más da? ¡es Lory Money!
Tras este concierto vagamos durante algún tiempo ya demasiado ebrios, recalando brevemente en la actuación de Vampire, un vodevil cada vez más pasado de rosca que rompió brevemente nuestros frágiles esquemas antes de que decidiésemos volver a nuestro miserable refugio para dormir instantáneamente gracias al infalible combo borrachera+cansancio.
VIERNES
Pasamos la noche escurriéndonos por la pendiente y con nuestros pies húmedos por la lluvia y el pobre estado de nuestra tienda para despertar pronto con una resaca terrible y la boca seca como un erial. La situación era dramática cuando una parte de nuestra redacción se dispuso a acudir desesperadamente a los ''servicios'' adscritos al ''cámping'', los cuales resultaron ser unos baños inundados desde la propia puerta y una barra de bar tipo estadio de regional preferente con la siguiente variedad de bebidas: zumo de piña, de melocotón, bebida energética, mosto, colacao y cañas. Ninguno de esos líquidos podía quitar la sed, salvo la cerveza que no podíamos consumir de ninguna de las maneras, y sintiéndonos víctimas de la más cruel ironía quisimos huír cuanto antes de aquel infierno de barro y resaca.
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Brincadeira gourmet #privateschool (Olalla Esquimal) |
De nuevo en el Brincadeira, una vez nuestros cuerpos hubieron aceptado de nuevo priva y fumeque nos encontrábamos en condiciones de recibir cultura ante nuestras caras atónitas, y fue grande nuestra fortuna al poder ver a la compañía de teatro Chévere, con su Ultranoite no país dos ananos. Es duro para este redactor habituado al sarcasmo y a la broma cruel hacer crónica de cosas tan perfectas; Chévere es uno de los acontecimientos del pasado reciente y presente gallegos. Una obra de teatro soberbia, graciosa y cierta que cualquier gallego debería ver y luego aprobar un examen sobre ella como condición para renovar su DNI atlántico.
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♫ Los chorizos parrilleros ♫ (Olalla Esquimal) |
Fue día con el peor clima de los tres, con lo que escuchamos a Bad Manners ya en retirada. Esta simpática banda de ska sonaba sin embargo bastante mal, incluso con el volumen de voz y sonido totalmente mal regulados. Este redactor no descarta que esta impresión fuese producto de una imaginación traumatizada por tener que volver al horrible refugio empinado.
SÁBADO
Cómo buenos mamíferos superiores pronto supimos adaptar
nuestro comportamiento a las duras condiciones del cámping y para la mañana del
sábado ya habíamos adoptado una estrategia que nos permitió dormir secos y
pirarnos rápidamente por la mañana en dirección a nuestro agradable piso con
ducha y desayuno de puta madre, mientras en aquel infierno embarrado quedaba
una nutrida panda de zumbados gritando enfermizamente el nombre de un tal
Aurelio.
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Tony Lomba; genio y figura. (Olalla Esquimal) |
Sin la menor delicadeza nos encontrábamos acto seguido a Ignatius Farray también sin camiseta delante de nosotros, entrando a saco con su número cómico e interpelando al público. Sí, su show basado en EL ASCO y la violencia psicológica arrancó las carcajadas del público, pero en realidad lo que más hizo reír al público fue el público en sí mismo; en el Brincadeira Ignatius se topó con una nutrida primera fila de personas sin complejos morales ni éticos de ninguna clase, muy dispuestos a superar las barrabasadas del muchachito de Tenerife. Un show un tanto pasado de vueltas aunque mitigado exitosamente por la masa enloquecida de primera fila que nos trajo de vuelta clásicos cómo ''el grito sordo'' y el ''all right'', además de proclamas políticas cómo ''Nelson Mandela, el Fraga negro''.
Bien servidos de bizarradas acudimos ilusionados a ver el concierto de Pony Bravo en el escenario principal; cómo siempre una delicia para los sentidos. Esta buena gente del sur nos ha bendecido una vez más con una brillante actuación en las tierras del noroeste. Desde esta tribuna instamos a todo quisque a que acuda a verlos al menos una vez al año para de ese modo ser felices; impecables en la ejecución y rebosantes de magia. Junto con Fluzo y Chévere, probablemente lo mejor del festival.
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Ambientillo nice 2 (SkolCam™) |
Tras un receso para consumir algunos de los aperitivos
fritos que atesorábamos y constatar una vez más que el cámping era una putísima
mierda, volvemos al recinto del festival para la Gran Cosa de este Brincadeira:
¡Gloria Gaynor!. Acompañada por una banda estupenda, incluyendo a las coristas
que le salvarían el pellejo, la gran diva disco de los 70 se dispuso a
conquistar al público tirando de el gran carisma que supone ser Gloria Gaynor,
mas su estado físico (decimos esto con el mayor de los respetos a esta divina
señora) supuso un obstáculo insalvable para poder calificar su actuación de
brillante. Entre la banda y las fenomenales coristas el concierto salió
adelante y quedamos contentos, pero a la voz de Gloria le falta ya mucho fuelle
y su capacidad de movimiento es todavía menor que la de Georgie Dann. Con todo,
una diva siempre es una diva, y su gran carisma tocó nuestros corazones, de
modo que lo que tenemos que decir es que realmente nos moló.
Poco después tocaba Fangoria, con una Alaska (¿la diva
española de hoy? ¿en serio?) en plena deriva televisiva cuya anterior dignidad
imperturbable empieza a tambalearse para este redactor decepcionado; el mismo
redactor que había visto a Fangoria hará cosa de cuatro o cinco años y había
disfrutado de su show sobrio y frío como el hielo, quedó anonadado por el
furor gay que invade el formato actual. Con Alaska disfrazada de tomate, un tecnopetardeo
atronador, y unxs bailarinxs imposiblxs, Fangoria entretuvo a todos los fans de
Mario Vaquerizo exitosamente, pero un servidor sólo pudo notar cómo su cerebro
borracho iba confundiéndose cada vez más mientras su cuerpo trataba de bailar
sin ningún éxito. Agradecimos el final del concierto porque nos dio permiso
para ir a la piltra.
En resumen, una edición en miniatura de lo que fue el Brincadeira, aún con buenas actuaciones, con poco público y un ambiente muy lejos del que había en Ordes o del que hubo en Cambre hace dos años. Aún así disfrutamos como enanos. Esperamos haber recalcado lo suficiente lo absolutamente cutre que era el cámping y pedimos disculpas por la desaforada extensión de esta crónica, producto de un endurecimiento de nuestro hígado y materia gris que nos permite recordar más cosas privando lo mismo, con perjuicio al lector que tiene que soportar un volumen mayor de tontas observaciones y juicios sin fundamento.
En resumen, una edición en miniatura de lo que fue el Brincadeira, aún con buenas actuaciones, con poco público y un ambiente muy lejos del que había en Ordes o del que hubo en Cambre hace dos años. Aún así disfrutamos como enanos. Esperamos haber recalcado lo suficiente lo absolutamente cutre que era el cámping y pedimos disculpas por la desaforada extensión de esta crónica, producto de un endurecimiento de nuestro hígado y materia gris que nos permite recordar más cosas privando lo mismo, con perjuicio al lector que tiene que soportar un volumen mayor de tontas observaciones y juicios sin fundamento.
Gracias por leernos una vez más, benditos. Siempre vuestro,
el Cosmonauta Tropical.